OS PRESENTO A KALA Y PEPE

Los fines de semana nos gustan a tod@s, pero a Kala y Pepe mucho más, porque son los protagonistas de casi todos mis días libres. Y dicho sea de paso: me encanta que sea así.

KALA (la blanquita) llegó a mi vida en un momento en que necesitaba compensar mis niveles de cariño. Y lo hizo, vaya si lo hizo, con creces. Es cierto que un psicólogo me hubiera salido casi más barato que traerla a casa-pedigrí-pasaporte-seguro incluidos (la perra tiene más papeles que yo), pero a estas alturas no nos acordamos de ese detalle ni mi visa ni yo. Sólo de cuánto la quiero.

PEPE (el negrito con cara de bueno) fue un flechazo de ambas. Un día en la sesión de peluquería de Kala, Pepe estaba por la clínica veterinaria suelto. Era un cachorrito juguetón que habían abandonado. A Kala le encantó y empezaron a juguetear. No entenderéis mi asombro si antes no os cuento que Kala es un encanto con los humanos pero todo un "bicho asesino" con los demás perros.

Pero con Pepe fue distinto... Yo digo que nos encandiló a las dos. Y ya sabéis el final: Terminamos todos en casa: Una presumida bichón maltés blanca, Un enternecedor cruce entre perro de aguas y cocker negro, y Yo.

Gracias a Dios tengo la suerte de tener un SuperP (mi pareja) al que le gustan los animales mucho más que a mí.

Tanto es así que él aportó a la familia 2 miembros más: Nika, una tremenda y cariñosa cruce de labrador y Yony, un pekinés con más años que Matusalem que vive a su bola.

Y aquí nos tenéis a todos: